viernes, 21 de agosto de 2009

Hospital de Panzi


Nos levantamos a las seis de la mañana para estar en el hospital a la hora convenida ayer.En el recinto esperan más de 300 mujeres,casi todas violadas,para ser operadas.La violencia con la que son violadas hace que muchas de ellas sufran secuelas físicas(además de las psicológicas obvias)que les hacen la vida practicamente insoportable.Tienen que ser operadas para recontruirlas el aparato genital, pues han perdido el control de sus esfínteres(se conoce como fítula).En las violaciones las introducen en los genitales desde botellas a machetes,literalmente las destrozan.Asistimos "in situ" a una opración.La verdad es que nos quedamos sorprendidos,pueden que no tengan todo el material necesario(de hecho la anestesia es local)pero al menos las instalaciones parecen limpias.
Decidimos comer algo en un restaurante congolés antes de ir a buscar nuestro último permiso de grabación,el del ejército.El restaurante está situado en una calle con una pendiente muy pronunciada,hay buena vista.La comida regular, pero cuando estamos comiendo los postres, vemos como desde lo alto de la calle, baja un coche a bastante velocidad.Según va bajando, alcanza más y más velocidad,le quedan 200 metros para llegar al cruce, pero no se le ve intención de parar.El tráfico en el cruce es intenso,si no para "vaya hostia que se va a dar".Pues no,ha sorteado todos los coches y ha parado en la mitad de la "cuesta arriba".¿Qué ha pasado?,pues simplemente que se ha quedado sin frenos.El tipo se ha bajado,a puesto una piedra detrás de una rueda y ha dejado el coche en mitad de la calle.Aquí paz y después gloria.
Vamos a ver al "comandant" en busca de nuestro permiso.Dos horas de espera.El año pasado todo el mundo hablaba del proceso de paz impulsado por la ONU que incluía la desmovilización de combatientes...no funcionó.Este año el comandante nos habla del proceso de Kimia II,un acuerdo entre los gobiernos de Ruanda y Congo para controlar a los hutus que operan en los Kivus y a cuyo acuerdo se llegó en Enero después de la "detención"del lider tutsi Laurent Nkunda, del que ya hemos hablado.Coseguimos el permiso.Hoy ya sólo nos queda visitar a Jannete,otra mujer violada en la guerra.Vive en una chabola por la que le cobran 10 dólares mensuales que no puede pagar.No tiene marido y tiene a su cargo cuatro hijos pequeños y una sobrina.A su hermana la mataron,a ella la violaron y la cortaron una pierna como botín de guerra.Se gana la vida haciendo muñequitos con hilo y cartón que luego vende como juguetes en el mercado.Jannete nos recibe enfadada,hemos venido a visitarla tres blancos,ahora todos los vecinos piensan que la hemos dado un montón de dinero.Mañana vendrá el casero a subirle el alquiler.
Cuando salimos de casa de Jannete recibimos la llamada de un "comerciante" de minerales que está dispuesto a dejarnos grabar una transación de oro y coltán...ya lo veremos.Y sobre todo veremos cuánto nos "cuesta"

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estremece escuchar historias tan duras, pero también nosotros tenemos algo de culpa por esta cierta insensibilidad.
Tú mismo, empiezas hablando del hospital y de las secuelas que sufren las mujeres, para continuar diciendo que te vas a comer.
Pero es así, no queda otra que seguir haciendo el trabajo.

marga dijo...

¿como puede ser el ser humano tan cruel con sus semejantes?como pueden tener esos dirigentes, que no se preocupan de su pueblo?¿habra mas vidas?ó todo sera un absurdo.

Anónimo dijo...

Un hombre que no sufre escuchando estos relatos no es un hombre. Es un saco de huesos con trozos de carne alrededor.
Claro que tenemos parte de responsabilidad. Queremos derechos para nosotros, pero ¿y para los que sufren infinitamente más y que nadie los escucha? ¿Quien vela por ellos?
www.albertoprieto.org