lunes, 31 de agosto de 2009

Adiós África



Después de 15 días fuera de casa parece que han pasado 15 años.Africa da para mucho.Viajar como turista está bien,pero hacerlo para trabajar y más si es como periodista, es otro "cantar" sobre todo en según que sitios.
Uno acaba harto de todo,del fixer que llega tarde, de que se vaya la luz de un hotel por el que pagas 150 dólares la noche,de que internet funcione una hora sí y cuatro días no,del papeleo,de romperse el culo en carreteras de mala muerte,de los sobornos,de los check points,de las esperas,de que te pidan dinero a todas horas ¿para comer? no, para cerveza,de los funcionarios de la Onu que te miran pensando...otra vez estos gilipollas de periodistas,de regalar tabaco, de los borrachos,de las fronteras,de los imbéciles de los policías de fronteras,de la seguridad de los aeropuertos,de la compañía y hasta de la madre que te parió.Te engañas pensando,este es el último,ni uno más,me quedo en el sofá de mi casa,¿porqué hago esto si no lo necesito?.Después de un coche,de otro coche,de un avión,de otro avión,de otro avión,de dos días sin dormir.. estoy en un autobús de camino a casa..que tiene internet, escribiendo estas bobadas para evitar pensar que ya queda menos para el siguiente, y que a Africa, tengo que volver.



Como dice Reverte, lo bueno del viaje no es el llegar, si no el camino …..y el camino se hace al andar. El próximo, Gaza

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Vas viendo ya en propia carne lo que te comentaba muchas veces de que África es otra cosa, que las cosas van a su ritmo, a su manera?
Da mucha rabia ver que un continente con tanta riqueza antropológica, de recursos naturales y humanos, con tantos talentos, tan apegado a la Tierra, no le importa a nadie. ¿Será porque nuestros hijos, padres o hermanos no pasan tantas calamidades, no son violados brutalmente, secuestrados por las milicias armadas y pueden pagarse los antiretrovirales?. A ellos se les mueren por no poder pagar las medicinas (¡gracias, industrias farmaceúticas!) o de desnutrición, SÍ, o en un cayuco buscando el pan para los que quedan allá en la miseria. Y a los pocos que llegan, los miramos con desprecio como si fueran apestados. ¿Verdad? Pues eso, pensemos...y actuemos.
Alberto Prieto
www.albertoprieto.org