domingo, 18 de diciembre de 2011

La salida




Hemos dormido poco. Anoche a última hora el Free Army montó una pequeña operación de hostigamiento al ejército sirio. Saben de sobra que no podrán detener los tanques si deciden entrar, pero quieren dejarles claro que si lo hacen, están dispuestos a luchar hasta el final. En unos minutos, cuatro hombres preparan sus armas. En el coche van escuchando plegarias del Corán hasta llegar al lugar elegido. Durante aproximadamente una hora intercambian disparos con el ejército regular.



Eso fue anoche, ahora nos preparamos para salir de Siria. Cuando estamos subiendo al coche, una pequeña pick-up se acerca a toda velocidad. Parece que los soldados de Bashar están avanzando en Ebtita, hay un fuerte tiroteo. ¿Que hacemos? Toda la logística para salir está preparada, si no cumplimos lo previsto puede que tengamos que esperar varios días más para salir y perderemos todos nuestros vuelos. Decidimos arriesgarnos. Cuando llegamos al lugar, el tiroteo es intenso. Unos 20 soldados del Free Army ultiman sus armas para ir a primera línea.  El capitán Yousuf  dirigirá la operación desde una casa desde donde puede apreciarse a unos 800 metros dos tanques del ejército sirio. Los blindados están justo delante de un edificio que han tomado al amanecer. Me parece entender que es un colegio pero no estoy seguro. Entre los dos bandos se extienden campos de olivos salpicados con algunas casas aisladas. Durante casi dos horas el tiroteo será constante. Entre los olivos se escuchan los disparos en todas direcciones pero no se ve nada, imposible saber de dónde proceden exactamente.
Es medio día, la situación se ha calmado. No hay bajas, tan solo un herido.
Salimos camino de Turquía a toda prisa, solo quedan un par de horas de luz. Todo va bien hasta llegar a la vía de ferrocarril. Las dos posibles salidas están selladas por check-points. Ayer un grupo del Freee Army saboteó durante unas horas la línea entre Aleppo y Damasco, puede que eso tenga  algo que ver con la presencia de soldados en las vías. Imposible salir hoy, tendremos que esperar a mañana. De regreso, la periodista francesa pregunta al conductor por otra posible salida. Es freelance y ha cambiado sus vuelos ya dos veces. Está anocheciendo. En la primera aldea  nuestro guía pregunta a los lugareños por una vía alternativa. Estas cosas se discuten con un té. En cinco minutos estamos sentados en una casa muy humilde ante una docena de hombres. El que parece ser el líder, un hombre mayor, pregunta a la periodista cual es el problema. ”No te preocupes, hoy dormirás en Turquía, pero ahora tómate el te”.En unos minutos han montado un operativo de tres vehículos con doce hombres armados que nos acompañaran hasta el check-`point. Es de noche por completo pero aún así ninguno de los coches enciende las luces.”Don´t worry, el Free Army abrirá el check-point por las buenas o por las malas”.Esperamos durante un par de horas al calor de una pequeña hoguera que una familia de campesinos ha encendido justo delante de su chabola. Finalmente, logramos superar el puesto de control sin mayores problemas. Cuando llegamos a la última casa  antes de cruzar a Turquía, nos llevamos una sorpresa. Cuatro hombres están esperando nuestra llegada para abandonar Siria todos en el mismo convoy. Nos saludamos, uno de ellos me resulta familiar y creo que yo a él también. Ambos nos quedamos pensando pero no decimos nada. Al final él decide romper el hielo. ¿Tú estuviste en los combates de Ras Lanuf (Libia) verdad? Sí… y tú eres el segundo de la Brigada Trípoli. No esconden quién son ni a que han venido a Siria. Los tres libios han venido a ayudar a sus hermanos sirios en la revolución. No son optimistas, han comprobado que no tienen nada con lo que luchar, pero quieren ir preparando el terreno.

Hora del último viaje, no será fácil, somos seis para salir. Misma ruta que a la entrada pero todo es más lento. Además de los tres libios hay un cuarto joven que no habla con nadie, no sabemos quién es. Parece que está muy asustado. Justo en el último obstáculo para pisar suelo turco le entra un ataque de pánico. Es un soldado de reemplazo que acaba de desertar. Si se queda y lo encuentran, lo matarán. Si pasa la frontera es posible que lo detengan. Estamos fuera.

martes, 13 de diciembre de 2011

Calma tensa


Tensa mañana la vivida hoy en la “Siria libre”  Ayer el gobierno de Bashar Al Assad ha dado 48 horas para entrar en la ciudad de Homs. En Ibdil, la gente hacía acopio de alimentos y productos de primera necesidad en prevención de que se cumplan las medidas tomadas ayer por el Consejo Nacional Sirio. Todas ellas encaminadas a intentar paralizar el país. A partir de hoy cierran los colegios, los comercios solo abrirán unas horas y habrá corte de carreteras. Aún así continúan las manifestaciones de protesta por todo el país. Estas medidas se incrementaran en los próximos días. En la zona donde nos encontramos persisten los rumores de una próxima intervención del ejército regular.
Decidimos ir a la posición del Free Army desde donde puede verse lo cerca que están los soldados de Bashar. En una habitación de un edificio vacío, los milicianos están terminando de limpiar sus armas. No quieren incurrir en provocaciones así que sólo cuatro o seis de ellos realizaran un despliegue discreto. Nos dejan acompañarlos. Entre campos de olivos y edificios deshabitados podemos ver ondear la bandera del régimen. Incluso podemos ver algunos soldados pero no parece que haya ningún movimiento.
Cuando nos dirigimos a entrevistar al Capitán para conocer su opinión sobre la situación, el conductor frena en seco en mitad de la carretera. Entre la maraña de piedras que hay en las cunetas cree haber visto algo que le ha llamado la atención. Hay tres pequeñas piedras negras una encima de otra a un lado de la carretera. Cree que puede ser una señal. Comienza entonces la búsqueda de quién ha podido hacerlo. Después de 45 recorriendo la ciudad lo encontramos tomando te en casa de un familiar.. El tipo es un ex-mujabarat, por eso sospechan de él. La detención ha sido expeditiva, sin contemplaciones.

lunes, 12 de diciembre de 2011

La resistencia



Finalmente el Free Army no me deja ir con Edith a Ibdil. Anoche planeamos viajar a esta ciudad que es la mas grande del noroeste de Siria y en la que ayer murieron cuatro personas en una manifestación. La carretera está plagada de check-`point y no quieren arriesgarse. Ella pasará fácilmente porque nadie le hablará directamente si no que lo harán con su “marido” que es el que conduce.
Me toca el fabuloso plan de quedarme aquí. Esta zona es propicia para la resistencia y la guerra de guerrillas pero también es fácil de aislar.
La gente está preparada para aguantar lo que haga falta, saben que no hay vuelta atrás. Eso no significa que la cosa sea fácil. Desde hace mucho tiempo sufren la escasez de gasolina. Los habitantes de estas ciudades tienen que hacer grandes colas una vez a la semana para conseguir el gasoil que reparte el Free Army. Sin gasoil, no se pueden encender las estufas. Tener coche por supuesto, es un lujo que muy pocos se pueden permitir, incluso el Free Army restringe sus movimientos lo máximo posible.
La carne y el pescado escasean, en las tiendas hay mas o menos de todo pero en pequeñas cantidades. En la Siria Libre, todo se recicla, las cosas no se tiran, se arreglan. Se comparte todo, ropa, comida, coche ,casa, armas…..  Por supuesto de servicios sociales ni hablamos. Hay algo parecido a un  hospital con cinco o seis camas, con pocos medicamentos y sin calefacción.
Cualquier problema se resuelve ante los lideres de la comunidad, como comprobamos cuando dos hombres entran donde nos encontramos para intentar sacar de prisión a un familiar. Fue capturado por el Free Army en una refriega con el ejército regular. No será liberado hasta que deserte y su familia pague un “rescate”.
Aquí todo el mundo colabora con la resistencia como mejor puede. Esta tarde se ha presentado un joven, de aspecto afable, ante uno de los comandantes para explicarle su idea. Es ingeniero y está tratando de fabricar bombas a base de fertilizantes, incluso enseña un video en el que se ve una pequeña explosión. No lo ven claro, no quieren utilizar esos métodos, al menos de momento.


De lo que no se cansan es de hacer manifestaciones todos los días y de tratar de darle la mayor difusión. Esta de anoche la retransmitió Aljazeera en directo. Quizá  de esta forma alguien les ayude. Con ayuda o sin ella, están dispuestos a resistir lo que haga falta. 

domingo, 11 de diciembre de 2011

La protesta


Sigue lloviendo sin parar. Llueva o no, hoy habrá manifestación después del rezo del viernes. El comité local esperaba unas cuatro mil personas pero con este tiempo será difícil. Los comités locales están formados por jóvenes inspirados en la revolución egipcia que quieren conseguir la caída del régimen de forma pacífica. Son ellos los que organizan las manifestaciones a lo largo de todo país utilizando las redes sociales. Están muy bien organizados. Aquí cuentan con dos módem vía satélite que ha enviado alguien desde Arabia Saudí y que recargan sirios exiliados en el extranjero. Cambian todos los días de ubicación por temor a ser localizados. Uno de esos módem lo comparten con los periodistas cada noche para que puedan enviar sus crónicas. Solo estamos cuatro y dos se van hoy así que no les supone ningún problema.
Cuando termina el rezo, todo el mundo sale de la mezquita en grupo, formando la manifestación desde la misma puerta. La encabezan los más jóvenes cantando y gritando contra el presidente sirio. Continúa lloviendo cada vez más fuerte, pero a la gente le da  igual. Se dirigen hacia “la plaza” donde el comité local tiene preparado la megafonía, las pancartas, incluso el satélite para hacer la retrasmisión en directo por Internet. Algunos miembros del Free Army controlan los accesos discretamente, otros vigilan desde las azoteas Estarán cerca de dos horas bajo la intensa lluvia sin parar de ondear banderas y corear consignas contra el régimen.
Los periodistas españoles se van directamente para Turquía. A mi, me asignan el mismo “acompañante” que tiene la periodista francesa. Se llama Edith y también es freelance, trabajaremos juntos a partir de ahora. Hacemos un par de entrevistas a dos familias, refugiados internos, a los que el ejército ha destruido sus casas en el este del país. A pesar de que hay las cosas no son fáciles para nadie les han cedido una casa donde quedarse. 


Algo pasó anoche que no sabemos porque no quieren que volvamos a dormir en la casa del capitán. El fixer dice que los teléfonos llevan varios días cortados y que cada vez que hacen eso se prepara una ofensiva. Es poco creíble porque si el ejército quisiera entrar aquí, nadie podría impedírselo, con o sin teléfonos.
No deja de llover. Nos pasamos toda la tarde buscando al tipo que tiene el modem de Internet. Lo encontramos en lo que parece una casa cualquiera pero cuando entramos, vemos que el nivel de esta familia es distinto a lo que hemos visto hasta ahora. El dueño de la casa tiene dos mujeres y 18 hijos. No sabemos a que se dedica. Es la primera vez en cuatro días que vemos a alguien comiendo carne. Aquí no hay hambre, aquí hay necesidad.

El camino III

Llueve como si se fuera a acabar el mundo. Madrugón para nada. Teníamos pensado hacer el camino en moto pero es imposible. Esperamos una hora hasta encontrar un coche. Bajo el diluvio universal, nos dirigimos al lugar de encuentro acordado hace dos días, el mismo tiempo que llevan sin telefonía móvil en esta parte del país. Otro río, esta vez con un “bonito “punte de metal para llegar al otro lado. Con barro hasta los tobillos, cruzamos un campo de naranjos rezando para que nuestro coche esté al otro lado.
Nos están esperando. Recorremos unos 20 km atravesando pequeñas aldeas de montaña semidesérticas, no para de llover. En un cruce de caminos, una furgoneta cargada de patatas espera con el motor arrancado. Será mi último transporte hasta llegar a destino. Conduce un joven de unos 25 años que tampoco habla nada de inglés. No importa, aunque lo hablara, sería imposible entendernos porque lleva la música a todo volumen. Va armado con una pistola y un par de cargadores. Ahora, además de llover, hay una niebla espesa y no se ve más allá de 15 o 20 metros. Después de casi una hora de viaje llegamos a una pequeña ciudad de unos 15000 habitantes. En muchos muros de la ciudad está pintada la bandera de la revolución. Es igual que la oficial pero han sustituido la franja roja por una verde. Es la “capital” de la zona “liberada” en el norte de Siria. El ejército se retiró de esta zona hace tres meses por falta de efectivos. Aquí no hay nada de interés para proteger, son solo tierras de cultivo y roca. El conductor me deja en un edificio que parece abandonado.Subo a la segunda planta y entro en la única habitación que parece habitada. Bajo una montañade mantas reconozco a un fotógrafo español al que conocí en Libia. He llegado


Tras una pesimista conversación con los periodistas sobre la situación para trabajar aquí nos dirigimos al cuartel general del Free Army en esta área.
Nos es más que un sótano en la casa del Capitan Yousef Yahya. Desertó del ejército regular después de participar en la represión de las manifestaciones en Damasco. No le gustan las entrevistas y apenas responde a alguna de las preguntas. Dice que cuenta con tres mil efectivos en esta zona. Sus únicas armas son viejos Kalashnikov que compran…al ejército del régimen. La situación económica no es buena y los soldados cobran poco, tarde y mal. Ni rastro de RPG o armas pesadas supuestamente enviadas por  libios y qataríes. Si lo han hecho, desde luego aquí no han llegado. Cuando le preguntamos como piensa enfrentarse a los tanques de Al Assad, lo fía todo a la ayuda de Alá. Dios va a tener mucho trabajo en Siria.
Justo cuando nos estábamos repartiendo las mantas para dormir con los soldados, alguien entra llorando en la sala. Han abatido al mejor amigo del capitán en un check-point a unos 15 Km de aquí, otro soldado ha resultado herido.

sábado, 10 de diciembre de 2011

El camino II

Terminamos de merendar. Cuando estaba esperando el té, dos de los hombres me dicen que nos vamos. Es noche cerrada, haremos el recorrido en moto. Una hará de cebo y yo iré en la segunda. Nada mas salir….ostión, al suelo, empezamos bien.” No problem mister, are you ok?”.El trayecto es por caminos agrícolas que cruzan campos de encinas  y olivos y que ocupan varias colinas. Desde lo alto de una de ellas divisamos el pueblo a donde nos dirigimos. Parece grande y lo atraviesa un río bastante caudaloso. Cuando llegamos, nos quedamos a las afueras, en una casa a medio construir. Es la casa del que llevaba la primera moto. Mi piloto se va. Mustafá no habla inglés, pero hace todo lo posible por entenderse con el extranjero. Lo primero que hace es enseñarme los agujeros de los disparos que hay en la habitación donde estamos. Dice que la mujabarat disparó contra su casa desde el otro lado del pueblo. Tiene 27 años, está casado y su mujer está embarazada de 4 meses. Dice que no quiere que su hijo conozca a Bashar Al Assad, por eso ayuda a los periodistas a pasar la frontera. Cree que si el mundo sabe lo que pasa en Siria ayudaran a derrocar al régimen. Me acomodo, doy por hecho que dormiré aquí. Cuando su mujer se dispone a servirnos el té Mustafá recibe una llamada. Parece que alguien puede haberme  visto entrar en la casa. Salimos lo más rápido posible. Mustafá “pilota “mucho mejor que su compañero. Cruzamos media ciudad por callejuelas de no más de 2 o 3 metros de ancho. En las pendientes la moto, de importación china, sufre hasta el punto de casi pararse pero cuesta abajo, joder como va. Después de que un par de paredes amenazaran con pararnos en seco, llegamos al río. Los lugareños tienen puesto unas rocas para cruzar pero el agua baja con fuerza y si nos caemos nos cubriría hasta la cintura. Prueba superada y nuevo cambio de piloto al otro lado.
Al fin llego a la casa donde pasaré la noche. Nos recibe el hombre que hablaba inglés cuando cruzamos con la barca. Se llama Yaser, trabaja en una fábrica de alfombras en Alepo pero lleva tres meses en la frontera ayudando a la resistencia. La “casa” es una habitación con tres camas y una estufa de leña en el medio.
Uno a uno empieza a llegar casi todos los hombres que me han ayudado en el trayecto. Casi todos son campesinos pero uno de ellos, al que no había visto antes, viste impecable. Estudió ingeniería en Damasco y ahora está en el paro. Habla inglés y se pasará toda la noche dándome la bienvenida y agradeciéndome que haya venido desde tan lejos para contar lo que pasa en Siria. Cenamos a base de fruta y puré de garbanzos. Un pequeño roedor se une a la fiesta cuando sirven el té. La hospitalidad árabe no deja de sorprenderme.  

El camino I

Es la hora de comer y todavía no ha venido la persona con la que había quedado. Subo al restaurante e intento pedir algo de comer. La camarera solo habla turco…pues ponme lo que quieras. Un chaval joven que hay en la mesa de enfrente intenta ayudarme con el menú pero también está en turco y él habla árabe y algo de inglés pero no entiende. Hola Roberto, me dice, si estás listo, mañana nos vamos. Pero antes, me gustaría que vinieras  a ver una escuela donde estudian los niños sirios que están en los campos de refugiados. Nos ponemos en marcha, cuando se levanta, veo que tiene una pierna escayolada. “Me dispararon en la pierna durante una manifestación”.
La visita a la escuela no es más que una excusa para que “su director” se asegure de que soy periodista. Hay unos 100 niños en el centro, reciben la ayuda de sirios adinerados en el exilio.
De regreso al hotel, el conductor me dice que recoja mis cosas, nos vamos ahora mismo.
Antes de irnos dejo grabado un video donde digo que soy periodista y muestro mi carnet de prensa. Durante el trayecto recibo la llamada de  mi contacto en España para ultimar los detalles de como lo vamos a hacer.
El paisaje es igual que el campo castellano durante el invierno. Nieblas bajas, mucho frío y algunos tractores arando la tierra. Atravesamos varios pueblos que se parecen mucho a los españoles durante los principios de los 80.El ganado por la calle, maquinaria obsoleta y frío, mucho frío. Hace rato que dejamos el asfalto para movernos por  caminos embarrados. De vez en cuando, pasamos algún check-points del ejército turco. No hay problema, demasiado frío para salir de la “garita”.
Llegamos a una casa en medio del valle donde un campesino trata de arrancar su tractor.
Es el encargado de llevarme al otro lado. Cojo la mochila y nos ponemos a andar, previo pago de los servicios claro. Es casi de noche y el guía me mete prisa. Después de 15 minutos corriendo vuelvo a darme cuenta de que no estoy en forma. En lo alto de las montañas los puestos de vigilancia del ejército turco controlan todo el valle. Llegamos a una zona boscosa y descendemos una pendiente hasta encontrar la orilla de un río. No es muy ancho, unos 10 o 15 metros. El campesino silba y se intuye movimiento al otro lado. En un par de minutos aparece alguien desde la otra orilla con una barca para pasarnos.
En el otro lado nos reciben 4 personas. Uno de ellos habla inglés y me pide que quite las baterías de los teléfonos. Andamos deprisa durante otros 15 minutos hasta llegar a una chabola en mitad del bosque. Seis hombres nos esperan con la “mesa” puesta. Pescado y ensalada para merendar. Parece que dormiremos aquí.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

A la espera


Esta es la bonita vista que tengo desde mi hotel en la ciudad de Antakya.La ciudad antes conocida como Antioquía ha perdido casi todo el esplendor que tuvo en épocas pasadas durante los imperios romano,sirio y otomano.Aunque actualmente forma parte de Turquía la ciudad mantiene un fuerte sentimiento sirio.
El ambiente es de incertidumbre.Miles de refugiados sirios se encuentran en la provincia desde que empezara la represión de las manifestaciones.Casi todos los días llegan heridos al hospital de la ciudad.Y las noticias no son nada alentadoras.El régimen de Al Assad sigue sin aceptar el plan propuesto por la Liga Arabe y Turquía ha impuesto unas sanciones económicas que pueden debilitar mucho al país árabe.Por otro lado, la escalada bélica parece evidente.Rusia,uno de los pocos aliados que le quedan al régimen, ha mandado parte de su flota con misiles de crucero al puerto sirio de Tartus.EE.UU por su parte, prepara el regreso de su embajador a Damasco al tiempo que manda uno de sus submarinos con base en el mar Rojo, al Mediterráneo a través del canal de Suez.
Hoy Al-Arabiya informa de que carros blindados sirios se están desplegando en las cercanías de la frontera turca.Estos movimientos en la frontera se producen después de que el gobierno de Al Assad acusara al CNT libio del envío de armas y combatientes a la frontera con Turquía para ayudar al Ejécito libre Sirio, formado por desertores del ejército regular y que tienen su base en la provincia turca de Hatay.
Por si esto fuera poco , el jeque libanés de Hizbolá, Hassan Nasralla apareció ayer en público después de casi tres años, para mostrar su apoyo incondicional al gobierno sirio.En  discurso,enmarcado dentro de la celebración de la fiesta chií de la ashura (celebran el martirio de Iman Hussein),acusó a occidente de querer instaurar un nuevo régimen en Damasco que sería muy perjudicial para Líbano.
Y mientras todo esto está pasando ahí fuera, yo sigo encerrado en un hotel esperando y esperando...