Aterrizo en Beirut en una pista que parece no estar a más de 50 metros del mar. Desde mi ventanilla solo se veía agua, casi me pongo el chaleco. Siempre había oído decir que Beirut es el París de Oriente Medio pero a mi se me parece mas a Mónaco. Exceptuando el barrio de Hizbula lo poco que he visto hasta llegar al hotel son rascacielos, cochazos y centros comerciales. Tiendas de las mejores marcas, hotelazos de 5 estrellas, concesionarios de Ferrari, Harleys…..hasta que llego a mi hotel.
El edificio es de esos que desde fuera te piensas más de una vez si entrar o no, al menos si no vas armado. Es un hotel de mochileros, con habitaciones compartidas y baño común. Yo he cogido una suite para mi solo y me cuesta 40 dolaracos. Durante el día depende de un generador, así que la única corriente eléctrica de la que dispongo es una lámpara de 20w de bajo consumo, ni enchufes, ni tele, ni nada de nada. En el baño, un cartel me advierte de que solo tengo 10 minutos de agua caliente al día y de que las tuberías son muy estrechas (no se que quieren decir con eso).Eso si, Internet 24h previo pago de 1 dólar la hora. Al menos, está limpio.
Llueve, salgo a dar una vuelta para ver como está el panorama. Voy a la calle Hamra que es donde está la “vidilla”.Mucha tienda, mucho café y mucha gente por la calle. Entro en el Café Hamra. Una Pepsi casi 4 euros, mucha gente fumando su pipa de agua, unas chicas haciendo “calceta” y algunas caras conocidas. No se porqué nos ha dado a todos por venir a Beirut.
Domingo por la mañana, igual que ayer, sigue lloviendo. Paseo por el “Down Town” completamente reconstruido. Zona peatonal, muchas terrazas en la calle, parece que estoy en Salamanca porque casi todas las casas son de “piedra de Villamayor”.